18 de octubre de 2016

El inmenso añil





La mañana llegaba, yo ya la esperaba desde la noche.
Desnuda apareció en un rincón del horizonte,
oliendo a humo celeste y rocío,
con cara transparente.

Lanzando miradas hasta que me atrapó,
bajando hacia la esfera mullida
columpiándose en mi pupila.

El añil la atrae y ella apunta hacia el centro inmenso, oscuro, certera.

AjC


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