La mañana llegaba, yo ya la esperaba desde la noche.
Desnuda apareció en un rincón del horizonte,
oliendo a humo celeste y rocío,
con cara transparente.
Lanzando miradas hasta que me atrapó,
bajando hacia la esfera mullida
columpiándose en mi pupila.
El añil la atrae y ella apunta hacia el centro inmenso, oscuro, certera.
AjC
No hay comentarios:
Publicar un comentario