El cauce acoge el torbellino
en su regazo
como si fuera un remanso,
sin preguntas ni respuestas.
El río es tiempo aunque su agua no tiene presente, movimiento lineal que une pasado y futuro, en una ecuación sinuosa, indómita, dispuesta en cada gota a desafiar el universo.
El tiempo es infinito. Siempre podrás partirlo por la mitad. Y los fragmentos de esa partición siempre podrás partirlos infinitamente por la mitad.
ResponderEliminarSalvo que llegue Amalia y congele ese fragmento. Sigue congelando fragmentos de tiempo.
Los calentaremos para que fluyan...los enfriaremos para que perduren, Antonio... si la fotografía es tiempo, también es por tanto infinita. Un abrazo, amigo
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